miércoles, 13 de septiembre de 2017

Entender lo que sucede en Ecuador desde el análisis estratégico


Por Jheya Rodríguez / Democracia en Red

Desde la perspectiva de una estudiante universitaria colombiana que sigue con atención la política del Ecuador, debo confesar que no es habitual escuchar el nivel de análisis político que tuvo lugar la pasada semana en un foro cerrado al que tuve la posibilidad de asistir en la ciudad de Cuenca. Allá, dos especialistas en materia de consultoría política y asesoramiento estratégico expresaron, de forma didáctica y muy esclarecedora, sus puntos de vistas sobre la coyuntura actual de la política ecuatoriana. Por un lado Bernardo Moreno, CEO de Propraxis Group (una prestigiosa empresa especializada en estudios de mercado, sondeos de opinión y marketing político), y por otro Decio Machado, director ejecutivo de la Fundación ALDHEA (un espacio de investigación y elaboración teórica vinculado a los movimientos sociales y la Academia) y reconocido consultor y analista político de origen hispano-brasileño residente en la ciudad de Quito.

En este debate realizado entre dos expertos que conocen bien la política ecuatoriana y regional, se esbozó de forma contundente de que manera la sociedad ecuatoriana afrontó la última campaña electoral presidencial; cuales son las inquietudes y miedos de ese electorado; así como los riesgos y oportunidades que afronta el actual gobierno encabezado por el presidente Lenín Moreno.

Decio Machado / Director de Fundación ALDHEA
Al inicio de sus respectivas exposiciones ambos consultores enumeraron los logros en materia de modernización del Estado y mejoras de diverso tipo que han acontecidos durante estos últimos diez años en Ecuador. Pero más allá de ello, Decio Machado expuso tras esta introducción la cuestión del alto nivel de degaste que ha sufrido el gobierno de Rafael Correa durante los últimos años de su mandato, posicionando como principal motivo los efectos de la crisis económica en el país. “Entre 2006 y 2014 el crecimiento promedio del PIB ecuatoriano fue de 4.3%, se redujo la pobreza de 37.6 al 22.5% y existió una evolución positiva del índice GINI de 0.54 a 0.47. Sin embargo, terminado el período de la economía fácil asociada al alto precio del crudo en el mercado internacional, el país se resintió, semi-paralizándose la economía nacional en el año 2015, con un indicador de crecimiento de apenas el 0.2% y entrando el país en recesión en 2016, cerrándose el año en un crecimiento negativo del PIB de -1.5%, el peor indicador de la región tras Venezuela y Brasil”, señaló Machado. Según este analista, este es el factor fundamental que propició el actual deterioro del mercado laboral, la falta de liquidez estatal, la carencia de inversión privada y el comienzo del deterioro de determinados indicadores sociales antes en evolución positiva.
Bernardo Moreno / CEO de Propraxis Group
 Para Bernardo Moreno, experto también en investigación social, el 67% de los electores manifestaba -según sus encuestas- una voluntad de cambio en la gestión del país a inicios de la última campaña electoral. Esto se expresó en las diferentes consignas electorales con las cuales los principales partidos políticos del Ecuador participaron en dicha campaña: “Vamos por el cambio” en el caso de Guillermo Lasso, “Para un cambio positivo en tu vida” en la campaña de Cynthia Viteri o el “Vota por el cambio verdadero” que se utilizó en la campaña del hoy presidente Lenín Moreno. Pero para este consultor ecuatoriano, “hacer una campaña de cambio no es trabajar sobre la palabra, sino sobre los constructos que la integran”.

Tanto Machado como Moreno coincidieron en que el sentir de la población ecuatoriana respecto al cambio se manifestaba a través de sentimientos que tenían que ver con la esperanza de que el nuevo gobernante generara políticas de cambio para salir de la crisis, la demanda de nueva gente en el Ejecutivo, el reclamo de un cambio de estilo en la gestión gubernamental, la necesidad de cambiar leyes que se consideran que no han funcionado adecuadamente y un latente miedo al futuro a partir del deterioro económico del país y como consecuencia de la falta de autocrítica existente durante el mandato presidencial de Rafael Correa.

Para Machado, el último período de gestión correista significó que Alianza PAIS “compró tiempo a través de una agresiva política de endeudamiento que permitió mantener las políticas sociales derivadas a la primera mitad del gobierno de Rafael Correa, pero que carecía de políticas alternativas para el período de crisis, lo cual fue sentido por la población”. A su vez, Moreno señaló que algunos constructos derivados de diversos mapas mentales (una metodología aplicada de la neurociencia y de la cual su empresa es especialista en el país) indicaban que gran parte de la gente reclamaba la necesidad de que Ecuador se abra al mundo, se generasen condiciones para que ingrese inversión extranjera, se acepte la existencia de una crisis que entonces era aún negada por parte del gobierno y se promoviese el empleo a través de nuevas políticas y el diálogo con los sectores empresariales. Según Machado, el país había empezado embrionariamente a caminar hacia una crisis política que iba más allá de la económica, conceptualizando esta como el momento en que “las ideas de los de arriba ya no convencen a los de abajo”.

De verbo duro, el expositor vinculado a la Fundación ALDHEA indicaría: “Un buen gobernante se compara con sitios donde las cosas están mejor para intentar innovar o superarse. Sin embargo, el entonces presidente Correa hablaba de tormentas perfectas para justificar la recesión económica en la que había entrado el país, algo similar a cuando los malos estudiantes dicen que suspendieron el examen por que este era difícil. Esto tuvo un resultado negativo entre la población”.

Mientras Moreno habló de cierto sentimiento social respecto a que “el gobierno ya no entendía la demanda de los mandantes”. Machado sentenció indicando que “lamentablemente, tras diez años de correísmo y el cambio de ciclo en marcha en los principales países de la región, la izquierda dejó de ser sexy en Ecuador, la gente ya no es receptiva al discurso de perfil ideológico que tuvo sentido en durante la pasada década y parte de esta”.

Pero más allá de lo económico, según ambos panelistas, la sociedad ecuatoriana mostraba evidentes síntomas de cansancio político, lo que originó un declive en la hegemonía política de Alianza PAIS. Aquí Bernardo Moreno, volviendo a los constructos sociales, posicionó que en amplios sectores de la población se visualizaba la necesidad de una nueva gestión política, un cuestionamiento al distanciamiento de la cúpula de Alianza PAIS respecto a la sociedad y un marcado sentimiento de rechazo a la corrupción institucional que había sido posicionada mediáticamente y a través de la narrativa discursiva de la oposición. Según Decio Machado, el agotamiento del correísmo no solo se hacía patente en la sociedad, sino incluso en la imagen que emitía el propio Rafael Correa a través de sus semanales Enlaces Ciudadanos. “Una imagen de cansancio y cada vez mayor irascibilidad gratuita que dejó de ser perdonada por la sociedad terminado el momento de la bonanza económica”, explicitó este consultor extranjero afincado en Ecuador.

La gente demandaba entonces un nuevo estilo de gobierno, donde haya menos conflictos, más diálogo, unidad y reconciliación frente a una sociedad altamente polarizada como estrategia gubernamental. Para Bernardo Moreno, este cambio de estilo es “algo que el presidente Lenín Moreno ha sido capaz de plasmar en estos primeros 100 días de gestión y que es el motivo fundamental de su actual alta calificación social”.

Otro de los elementos trabajados en la exposición de Machado tiene que ver con el distanciamiento de los políticos de Alianza PAIS respecto a la sociedad. Según él, “en los últimos años Alianza PAIS y el presidente Correa construyeron un relato que ya no se correspondía con la realidad que vive la gente en el país, lo que hizo que mucha gente comenzara a sentir que sus autoridades se convirtieron en una élite política que funcionaba en beneficio propio y que peleaban el poder por el poder”. Esto se plasma en otro constructo evocado por Bernardo Moreno, la demanda de cambios legislativos fundamentalmente en tres aspectos: leyes que beneficien el empleo, leyes que combatan el micro-tráfico y menos impuestos.

Para el CEO de Propraxis, es muy interesante ver como durante estos 100 días de gobierno el presidente Moreno ha superado un imagen que existía en amplios segmentos de la población por la cual se le consideraba como una figura política que estaría en manos del ex presidente Correa. “A Lenín, amplios sectores de la población lo veían como una persona humanitaria, que intenta ayudar a los demás, que es un amigo cercano al pueblo, que no es prepotente, que es luchador…, sin embargo, también se le veía como que sería una personalidad instrumentalizada por el expresidente Correa, que estaría obligado a tapar trapos sucios a la par de que sería un presidente que gobernase para una minoría”, indicaría Bernardo Moreno durante su alocución.

Tras esta primera parte de exposición, fueron cuantificados los resultados electorales de una forma novedosa, pues los resultados electorales se valoraron en base al total del censo de electores, dada la obligatoriedad del voto en Ecuador. De esta manera, en las elecciones del 2017 tan solo se consideró los resultados correspondientes a la primera vuelta. Según Machado, “ese es el momento en el que existe una verdadera identificación del voto ciudadano con el partido y los candidatos; en segunda vuelta este factor queda adulterado”.

Así las cosas, los panelistas manejaron los resultados electorales del 2013 sobre un censo de 11,7 millones de electores, momento en que Alianza PAIS consiguió 4,9 millones de votos, es decir, el 41.88% del total. Sin embargo, en la primera vuelta de 2017, sobre un censo total de 12,8 millones de electores, los votantes de Alianza PAIS disminuyeron a 3,7 millones, es decir, tan sólo el 28.91% del electorado. Quedaba de esta forma demostrado cuantitativamente que el partido oficialista, tras una década de gobierno, gozaba de una hegemonía en declive, perdiendo 13 puntos porcentuales durante la última legislatura.

Desde ese punto de vista y teniendo en cuenta que la oposición política manejó el discurso de fraude electoral tras los resultados del 2 de abril, que el presidente Lenín Moreno goce en la actualidad de un apoyo popular por encima del 70% es un éxito, donde además se combina credibilidad en su figura y respaldo en su gestión, algo de lo que no existía durante el período anterior.

Sin embargo, ambos expositores también plantearon, y quizás sea lo más interesante de sus intervenciones, los riesgos a los que está sometida la gestión del actual mandatario ecuatoriano.

Según Bernardo Moreno, uno de los riesgos que tienen todas las autoridades electas consiste en no darse cuenta integralmente de porqué ganaron sus respectivas competencias electorales. En ese sentido, Decio Machado expresó que existe un momento de enamoramiento coyuntural de la mayoría de la población ecuatoriana con el presidente Moreno que va más que por su gestión y que está basado en el cambio de estilo. El consultor Bernardo Moreno enfatizaría al respecto: “la gestión del presidente Lenín Moreno durante estos primeros 100 días ha supuesto una descomprensión del clima político nacional”, a lo que agregó, “el nuevo estilo presidencial basado en el diálogo nacional, el relajamiento de la propaganda política gubernamental, la ausencia de conflictos, el llamado a la unidad nacional y el impulso a la lucha contra la corrupción está siendo valorado muy positivamente por la sociedad, sin embargo la gente sigue esperando concreciones respecto a los compromisos de campaña asumidos por el mandatario”.

Ambos expertos destacarían la forma desenfadada a través de la cual el actual mandatario conecta con la sociedad. “La personalidad afable y desenfada de Lenín Moreno, a la par que sus formas de aparición pública, donde se dan muestras de una personalidad cercana a la gente y simpática, encarnan algo de anti-política, lo que significa un cambio radical respecto al estilo anterior, donde el espacio de comunicación entre Correa y el pueblo ecuatoriano se basaba bajo registros del líder sabio y en posesión de la verdad le indica a la masa lo que esta bien y lo que esta mal, marcándoles el camino del buen hacer”, expondría Machado.

Sin embargo, ambos consultores plantean que la población ecuatoriana sigue esperando concreciones en políticas públicas respecto a lo que son sus demandas y esperanzas. Para Moreno, “si bien es cierto que estamos en los primeros tres meses y medio de gobierno, también lo es que la gente apostó por propuestas que impliquen respuestas efectivas a la crisis, el compromiso de construcción de 325.000 viviendas que palien parte del déficit habitacional existente en el país, la atracción de inversiones, la dinamización de la economía nacional y la generación de empleos; el impulso de políticas efectivas en este sentido sigue aún sin concretarse”. Continuando con ese discurso, el vocero de Propraxis Group manifestó que el Legislativo continúa presa de la agenda política heredada de la etapa anterior, lo que no ha permitido que se visualicen aún las políticas nuevas de reforma normativa. Según Moreno, “es urgente que en la Asamblea Nacional se empiece a visualizar una agenda propia ajustada a la nueva dinámica política auspiciada desde el Ejecutivo y que sintonicen con las demandas de la gente”. Decio Machado profundizaría al respecto indicando: “pasada la campaña electoral y los primeros días de gestión gubernamental, pasó el tiempo de la teatralización, ahora toca hacer gobernar el país, se deben articular vectores de cambio reales que vayan más allá del conflicto interno existente en estos momento en el partido oficialista, el tiempo corre, pese a que aun no se note, en contra del gobierno”. Para ambos, errores como el acercamiento a políticos con mala imagen -en referencia a Abdalá Bucaram- o la utilización de términos inadecuados como el calificativo de “ovejunos” a determinados sectores de la militancia dura del correísmo, han significado errores graves que facilitaron líneas argumentales para los detractores del gobierno dentro de las filas de Alianza PAIS.

Preguntados por dicho conflicto interno en Alianza PAIS, Machado indicó que la capacidad que tienen los partidos políticos ecuatorianos para autodestruirse debido a dinámicas internas no es una novedad en la historia del Ecuador. En todo caso, en la disputa interna del oficialismo hay una tendencia claramente perdedora y esta es la que encarna lo viejo. Para el consultor hispano-brasileño, “la mayoría de la sociedad ecuatoriana tiene miedo a cualquier cosa que les parezca política extrema, y ese extremismo está contenido en los mensajes que emite el sector disidente al presidente Moreno”. Pese a ello, este ponente considera que es un error del actual mandatario entrar en el conflicto dialéctico que le propone el ex presidente Correa. “Moreno debe desarrollar su agenda, ignorando trinos, egos y movimientos desestabilizadores al interior de su partido auspiciados desde el exterior”, señaló el director de la Fundación ALDHEA, añadiendo que “el ring es un espacio de disputa que siempre favorecerá más a un político de choque especializado en distancias cortas como es Rafael Correa que a Lenín Moreno, quien tiene una imagen de menor fortaleza pero más democrática”. Los dos estrategas coinciden en el hecho de que la principal estrategia de los opositores internos en Alianza PAIS a la figura de Lenín Moreno se basa en posicionar su imagen como la de un traidor, posicionamiento que podría estar tomando cierta forma dado que el nivel de dureza de la aprobación a la gestión del mandatario ha bajado varios enteros durante el último período.

Según Decio Machado, “la convocatoria de una consulta popular semi-anunciada por el presidente Moreno en el marco de restaurar la institucionalidad en el país reforzaría su nivel de popularidad, aunque no dejaría de estar enmarcada en el ámbito de lo coyuntural”. En el paralelo, Bernardo Moreno considera que consulta sí, pero muerte cruzada o nuevo proceso constituyente no, pues “la población ecuatoriana no desea verse involucrada en un nuevo proceso de participación política de estas características y además, desde el punto de vista estratégico, los mayores beneficiarios serían los sectores de oposición, quienes en la actualidad carecen de discurso y espacio político de intervención”.

La gestión política no se sostiene solo a base del entusiasmo vinieron a manifestar ambos consultores, motivo por el cual el gobierno debe construir y concretar sus políticas alternativas. Para Decio Machado, la centralidad política en Ecuador pasó del pivote “izquierda vs derecha” a una lógica gramsciana que conflictua entre “lo nuevo y lo viejo”, teniendo claro que el correísmo envejeció a pasos acelerados durante su último período. En este sentido, según este analista, el gobierno actual sigue sin tener mensajes claros para la despolitizada población más joven del Ecuador, esa que durante la campaña electoral apenas distinguía diferencias entre Rafael Correa y Guillermo Lasso, o los respectivos políticos que conforman el establishment de ambos partidos.

“El presidente Lenín Moreno debe entender que la batalla del poder, más allá de las instituciones, se juega en nuestras mentes”, indicó Bernardo Moreno, señalando a su vez que “son las emociones las que construyen nuestros comportamientos, primero sentimos y luego pensamos, revistiendo nuestros pensamientos con la información disponible que de forma intencional previamente seleccionamos”. De igual manera se manifestaría Decio Machado, señalando que el posicionamiento actual del presidente Lenín Moreno está identificado con el sentimiento de la esperanza, aunque está se agotará de forma rápida si no se dan pasos hacia delante de forma rápida. Para Machado, “la imagen de Lenín Moreno corre el riesgo de pasar a ser la de un hombre bueno que llegado a la Presidencia de la República no fue capaz de hacer lo que tenía que hacer”.

Ambos consultores consideraron no adecuado hablar de políticas de austeridad, tal y como lo están haciendo en la actualidad algunos ministros. Moreno señaló que “más que hablar de austeridad, se deben hacer gestos desde el gobierno que demuestren dichas políticas de ahorro, como por ejemplo, la eliminación de actos fastuosos”, algunos pasos en este sentido ya se están haciendo manifestó el consultor. En ese mismo sentido, Machado reiteró que “las políticas de austeridad se asocian en el subconsciente colectivo a la complicidad del Estado con los procesos de privatización y mercantilización desarrollados por la mayoría de los Estados a partir de los años setenta”, considerando también prudente eliminar esa terminología del léxico gubernamental.

Respecto al Legislativo, ambos expertos plantearon la necesidad de posicionar el poder de la participación por encima del discurso del poder ciudadano, dado que la sociedad ecuatoriana siente este último término como un eslogan propagandístico más que como una realidad. En este sentido, los expositores coincidieron en que pese a las divergencias existentes al interior del bloque mayoritario en la Asamblea Nacional, la compleja gestión que ha tenido que realizar hasta ahora el presidente de dicha institución esta generando más confianza y reconocimiento por la ciudadanía que la realizada durante la etapa anterior, la cual estuvo marcada por una imagen de sumisión al Ejecutivo. En todo caso, existe una coincidencia entre los panelistas de que la imagen que deriva de la Asamblea Nacional está directamente relacionada con la imagen que emiten los asambleístas que la conforman, existiendo en ese aspecto problemas serios que el conjunto de partidos políticos existentes en el Ecuador deberían comenzar a solucionar, pues la sociedad en la actualidad no se siente representada por sus legisladores.

En todo caso y pese a la complejidad política en la que se encuentra el país, ambos consultores se mostraron relativamente optimistas respecto a los designios inmediatos de la nación ecuatoriana y sus perspectiva a medio plazo.

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