jueves, 17 de diciembre de 2009

¡Yo acuso!

Decio Machado
Sociólogo y periodista


Hiperpresidencialismo, control de la ciudadanía, imposición del comunismo, fraude electoral, ley mordaza, vínculos con las Fuerzas Revolucionaras Armadas de Colombia (FARC) y narcotráfico, talante dictatorial, cercenar la autonomía universitaria o llevar al Ecuador a la bancarrota... son algunas acusaciones que enfrenta el Gobierno a diario.

La crisis de la “partidocracia” hizo que Ecuador se encuentre en un tránsito del poder que existió durante las últimas décadas a un nuevo esquema social, en el cual ya no gobiernan las cámaras del alto empresariado ni la vieja clase política. Esto provoca una brutal reacción de la oligarquía y, en ese sentido, “¡Yo acuso!”.

Yo acuso a las grandes empresas mediáticas del país de no defender el principio de democratización de la información y la construcción de una instancia de poder discursivo ciudadano. De no defender la información veraz como herramienta para discernir, elegir o discrepar, facilitando el debate y la construcción de sociedad. Les acuso de tener lazos con grupos de poder en la oposición, generando intención y direccionalidad en la información, olvidando los principios básicos de la ética periodística. Les acuso de no hacer periodismo, sino política, apostando por nuevos liderazgos en la decadente derecha ecuatoriana con el fin de derribar al gobierno democráticamente elegido.

Yo acuso a los empresarios que especulan con los productos de primera necesidad castigando a la población a fin de desestabilizar al Gobierno.

Acuso a los evasores de impuestos y capitales, por incumplir conscientemente con la normativa fiscal defraudando a la sociedad. Acuso a los empresarios que se resisten al salario de $320 para sus trabajadores, olvidando que de ellos extraen su plusvalía. Acuso a la banca privada que siembra el pánico con falsas alertas de desestabilización del sistema financiero, a la vez que niega créditos a la ciudadanía. También acuso a los caciques del agua, que camuflados en proyectos comunitarios mantienen la potestad de decidir clientelarmente a quienes suministran, resistiéndose a la nueva Ley del Agua.

Yo acuso a la Federación Interamericana Empresarial y a su presidenta Joyce de Ginatta, de mentir cuando dice que este es un país “sin libertad de prensa, sin Cortes independientes, sin seguridad energética”, y de olvidar que las actuales tasas de pobreza vienen heredadas de la era neoliberal.

De igual manera, acuso a los analistas económicos neoliberales, Walter Spurrier, entre otros, que con doctrinas que han generado en los últimos 30 años cada vez más desigualdad, cuestionan la política económica olvidando que este país es de los de mayor crecimiento en la región a pesar de la crisis mundial.

Yo acuso por último, a los empresarios de la educación superior y a las élites de la enseñanza universitaria, que priorizando sus negocios y status quo, han desarrollado un patético sistema educativo como demuestra el informe del Conea. Les acuso de mentir cuando denuncian el intento violar la autonomía universitaria y de manipular a los estudiantes en clara connivencia con organizaciones políticas de la izquierda sectaria.

Parafraeando a Émile Zola, ¡yo los acuso!

Publicado en El Telégrafo de Ecuador, el 14 de diciembre de 2009

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